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- Cristina Torreño
- 1 abr 2023
- 1 Min. de lectura
Seguramente os haya pasado alguna vez que estando en un laberinto de causas perdidas, el deseo de que alguien os lance una cuerdecita desde afuera os ha invadido por completo ¿Pero quién va a querer mirar adentro de un laberinto para guiar alguien? ¿Quién va a querer volver la mirada a algún lugar desde el que ya salió? Pues posiblemente sea alguien que entienda que no debes permanecer ahí más tiempo y que posiblemente quiera que le recuerdes cómo no entrar nuevamente. Alguien que comprenda que las causas perdidas le quitan terreno a todos los efectos positivos por llegar. Alguien que sepa que nunca estuvo solo para deshacer lo andado en las calles sin salida y que puede crear una nueva puerta para que el laberinto desaparezca; y se dibuje un espacio más amplio para correr sin tropezarse contra un muro.



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