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A veces creo que la vida coloca sus manos sobre unas caderas de posibilidades y toma decisiones sin que ningún ser humano se entere. Lo hace en silencio, para que nadie se adelante a ningún presente. A menudo llega a acuerdos en los que las personas o se hacen felices o se alejan para poder serlo. Es invisible, pero a todos nos acerca el amor y nos repele su ausencia. Todos somos un imán, aunque cada uno diferente; porque si todos fuésemos iguales, todos estaríamos solos y no seríamos capaces de encontrarnos en un mundo repleto de fuerzas que se atraen o se rechazan.