💔
- Cristina Torreño
- 29 mar 2023
- 1 Min. de lectura
Conozco todos los ángulos de su táctica y a veces me gustaría no saberla tan bien, ni siquiera reconocerla en tan solo un par de segundos. Es dolorosa, al principio pensaba que se trataba de mí, solo de mí; que era una lunática. Con el movimiento de los años entendí eso de estar cuerda y la tensión de soportar un silencio que podría dañarme hasta romperme. Quise ponerle melodía a lo que pasaba y que así el silencio fuera innecesario, pero siempre me hacía lo mismo. Me hacía un guiño invitándome a pasar, y cuando más pensaba que tenía un hueco para alguien como yo, entonces yo le abría la puerta y me echaba a patadas hasta de mí misma. Lo sé, era una como una ilusión óptica. Mientras abría los ojos, me cerraba la puerta; pero su truco consistía en que nunca viese nada por más que mirase. Aún así, sí vi lo que sentía hasta llorar cuando eso ocurría y eso es algo que se aprende de memoria; y ojalá esa memoria se volviese obsoleta con el tiempo porque no quiero cargar con esa devolución de bonitos sentimientos ni un mes más; me gustaría que fuesen tan libres que no estuviesen a su alcance nunca más.



Comentarios