A veces me siento fugaz y no depende de lo fuerte que pise, ni siquiera de mí. Tan volátil que la balanza de los sueños no se inclina hacia mí por más alma que agregue. A veces creo que me sobra peso, otras color, otras que me faltaría qué sé yo. Y así entre miles de idioteces veo como si de un balancín de un parque infantil se tratase a todas esas ilusiones moverse, pero nunca me dejarían montarme a mí. Nunca me dejarían ser parte de algo dónde dejé una parte de mí. Quizás para algún día haya aprendido una nueva forma en la que contar el tiempo y deje de esperar turno para un balancín al que nunca dejarían subirme.
- Cristina Torreño