top of page

🧪

  • Cristina Torreño
  • 7 may 2023
  • 1 Min. de lectura

La equivalencia emocional es como el dorado humano. Puedes pasarte toda la vida buscándola o encontrándola, a decir verdad es algo que no tiene punto medio. Guardo un recuerdo algo aleatorio de mis estudios de bachillerato, y es que pasé tres años estudiando asignaturas de física y química que nunca entendí. Las valencias sí que me las sabía de memoria, cada elemento tenía un valor diferente y lo agradecía; al igual le pasa a las personas, porque no hay ninguna igual a otra. Con los ejercicios no me ocurría lo mismo, veía un paisaje homogéneo en el que no distinguía qué resultado se pedía. Para cuando me quise dar cuenta, me encontraba en la última convocatoria de septiembre con dos asignaturas pendientes. Seguía sin entenderlas, pero las aprobé. El secreto es que estudié todos los modelos de ejercicios que suelen preguntarse en esos exámenes. Como si se tratase de un guión, conocía qué operación había que realizar ante una determinada pregunta. La jugada me salió bien y el profesor de turno se quedó un rato pensando cómo lo había logrado porque era una auténtica negada en esas materias. Años después, me alegro de no haberlas tenido nunca bajo control. Aún persiste ese aire poético en los ojos, un halo algo despistado y despierto a partes iguales; en aquel entonces me di cuenta que las letras me ayudarían a elaborar mis propias preguntas. Porque el amor es eso, no saber cómo llegar a un resultado pero atreverse a hacer preguntas que desafíen a la física y la química. Las pequeñas grandes cosas no caben en ninguna teoría, pero tienen todo el mundo por delante.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
La niña del tatuaje esclipse

Mi tatuaje guarda las huellas de otros mundos que se han perdido en el tiempo. Días encadenados, una sucesión de soles y lunas a los que...

 
 
 

Comentarios


Post: Blog2_Post
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2019 por Tirabuzoneseneltintero. Creada con Wix.com

bottom of page