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Me han hecho un chaleco de olas de colores para que surfee en los días grises. El surf todavía está solo en mi mente, en alguna ocasión casi colisiono con un perro que nadaba tranquilamente. Me arrojé de la tabla e hice el ninja para evitarle un mal baño. Lo he practicado varias veces y soy malísima la verdad; pero si algo he descubierto es que en realidad lo hago para ser mejor con mis miedos. Mi momento preferido es cuando remo durante una hora hasta olvidar que estoy flotando, porque a veces ni soy consciente de cuántos kms he recorrido ya nadando sobre un corchopan y creo que podría llegar hasta algun buen destino si sumara las distancias de cada sesión. Después de tanto remar, podría hasta entender porque todas las mareas son del mismo mar y porque algunas olas son mejores que otras. El mar a veces me obsequia con ojos de calma; y no soy yo, es él y mi corazón.