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- Cristina Torreño
- 4 abr 2023
- 1 Min. de lectura
Cambié de número de teléfono aquel día, el mismo en el que entendí que no me volverías a llamar de nuevo. La vulnerabilidad, sí que lo hacía y sonaba a todas. Fue como cambiar una contraseña que ya no me hacía sentir segura, pero que sí lo había hecho en el pasado y le tenía cariño. Esperaba a que me escuchases de otra manera, sin poner límites a que la realidad fuese el mejor pronóstico. Aquel día le lloré a un maldito número que significaba que si desaparecía, ya no volveríamos a conectar ninguna historia más. Yo no guardé tu número, nunca quise memorizarlo porque tengo muy buena memoria. Era Septiembre y aún sigo intentando olvidar todas aquellas "casi historias" para recordar que aún puedo encontrar un todo sin tener tanto miedo a perderlo o perderme.



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