Algo dejé de hacer

Creo que todos en algún momento hemos dejado de hacer algo, ese algo tan invisiblemente importante que nos cuesta hallar exactamente el qué es . Bueno, quizás tengamos una idea aproximada pero a veces cuesta dar en el clavo. Hace años una amiga alemana me dio un consejo básico, pero que jamás alguien me lo podría haber explicado mejor. Todo ocurrió cuando terminó su año Erasmus en Sevilla y llegó el momento de la despedida. Recuerdo que fui a su casa a ayudarla con la mudanza. No sé porqué pero me dio tres libros en alemán que nunca llegué a leer y dos agendas. En los dos últimos regalos supe que me había regalado algo más: confianza y cariño. Sus agendas estaban repletas de recuerdos, anotaciones de todo tipo y reflexiones. Podía leer una vida de un año entero paso a paso y ella quiso dejármelo como recuerdo. Habíamos compartido clases de Universidad y horas de baile, por lo que gran parte del tiempo de aquel año lo pasamos juntas. Supe inmediatamente que me dio algo aún más valioso, su perspectiva interior de cómo había sido aquel tiempo y con todo ello pude elaborar un recuerdo mejorado. Yo le dije: "Oye, siempre lo tienes todo planificado ". Ella me contestó con un consejo : "Sí, pero me dejo espacio. Tienes que saber muy bien qué es aquello sin lo que no podrías funcionar en esta vida. Todo eso que si te faltase, lo demás carecería de valor. Pues eso es lo que mueve de lugar un plan prefijado en mi vida, aquello que si no estuviese haría que ningún plan funcionase. "

Ha pasado algún tiempo desde aquello, pero a veces lo recuerdo. Porque ¿Cuántas veces dejamos de funcionar?. La respuesta es miles veces. Entonces ¿Por qué en algunos momentos lo importante se nos escapa de las manos?