Culpable del destino

Ella fue dejando señales para volver, pero la vida es impredecible y de vez en cuando juega malas pasadas. Lo que la referenciaba, saltó a otra persona como si nunca hubiese nacido en ella. Quiso hacer eco con lo único que sonaba en su interior y tampoco fue suficiente. Tan pequeña de haber perdido que ni se reconocía. Se arrodilló, quería hacer un alto en el camino y tampoco la dejaron soñar. Ahora se siente responsable de

dónde venía y culpable de su destino. Su destino construyó un castillo al que le cerraron sus puertas . Quizás la vida sea de otra manera y haya un destino secundario que no recuerde al cuento de "La Mendiga de Locarno" porque nunca se podrá mendigar a otros lo que uno lleve adentro. Todo acaba volviendo y lo bueno hasta como un rebote amortiguado.