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- Cristina Torreño
- 16 may 2023
- 1 Min. de lectura
Cuando aprendes una lengua, descubres que cada una de ellas tiene su contrapeso y es que dependen de su intérprete. Quizás pueda decir ven y mientras alguien se acerca, otra persona entienda todo lo contrario. Y es que podemos hablar con todo el corazón, que quién nos quiera bien hará por entendernos; malentedernos es de quién no nos hable en amor. Y sé que tienes lenguaje propio, pero que encontré esa piedra rosetta que comunica a nuestros latidos aquel día en el que me sonreíste. Sé mi contrapeso, que mis alas sólo te entienden a ti.



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