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- Cristina Torreño
- 8 feb 2023
- 1 Min. de lectura
Las almas que se buscan siempre tienen algo que contarse, se miran como el que pretende hallar algún punto de quietud en un río que no deja de pasar. A veces sale una lágrima a rodar por mi mejilla, solo yo sé que fui a tu encuentro tantas veces como la esperanza me dejaba; y salté mil y una barreras de mis miedos. Aquel día en el que me di cuenta de que mi corazón era invisible en tu búsqueda, me replegué como un animal triste que canta en su caracola porque tiene que seguir siendo parte de la canción del mar. Quizás no tenga mucho sentido para los ojos, pero es que los corazones se hablan de tú a tú sin verse; se palpan desde el latido más profundo. Tengo que seguir tarareando mis pasos, aunque para ti no tengan mucho sentido de "hacia adelante". Tengo que continuar aunque esté desnuda de tu abrazo que no me busca, siempre he estado aquí.



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