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- Cristina Torreño
- 10 abr 2023
- 1 Min. de lectura
A veces veo aquella puerta cerradísima y parece como si estuviese caminando en un cielo del color de la noche. Siempre me digo que es sólo una puerta, pero es que es tan grande que abarca otras tantas y solo me queda la ventana para apreciar el día. Nunca debí estar oliendo el albero aquel día y escuchando las voces de este futuro que me pone triste. No encuentro salida, quizás lo mejor que me pueda pasar es que atravesase un océano para saber que hay tierra al otro lado y otra casa. Aquí me consume lentamente aquel portazo.



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