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- Cristina Torreño
- 1 abr 2023
- 1 Min. de lectura
Existe un aroma muy de verdad que aparece después que la lluvia se precipite sobre la tierra tras una temporada de sequía, el petricor. En cuanto aparece nadie puede decir que no ha sucedido, todos saben que el agua ha caído desde arriba hasta inundar las raíces. Es un olor fresco, el primero en una nueva temporada. Un olor que inunda la quietud y echa las semillas a rodar. Y supongo que lo mismo ocurrirá con las lágrimas de aquellas cosas que nunca debimos callar. Con el pasar de los días, meses, años.. acaban rugiendo desde el corazón hasta los ojos. Salen afuera para decirte que la vida no se te secó tras aquel exilio emocional; y que todo lo que pasó fue tan real como a que mi gata a veces le da por besarme las mejillas húmedas para que no regrese el dolor.



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