Las fortalezas de la debilidad
- Cristina Torreño
- 26 ene 2021
- 1 Min. de lectura
Existen situaciones que se repiten a lo largo de la vida, como si cada uno de nosotros fuera un imán gigantesco para ellas. Es como si periódicamente algo veniese para hacernos sentir de una manera muy concreta. Seguramente ya te habrá venido a la mente ese algo sobre el que te has preguntado miles de veces el porqué. Ese tipo de momentos son como ráfagas que te dejan en una especie de trance emocional que poco o nada te dejan pensar. Bueno, pues hace tiempo una amiga estaba pasando por una temporada así y un amigo dijo algo que nunca olvidaré. Él aseguraba que existían dos clases de personas ante el dolor. Las primeras son tan fuertes que pueden aguantar tanto hasta tal punto de agotarse y dejar que lo que les duela se marche solo. El segundo tipo de personas tienen una fuerza tan pequeñita que en cuánto ven los ojos de un peligro, la sacan afuera y asustan al daño. Creo que las segundas son conscientes de que nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo. Esas personas saben que quieren quedarse con todo y a pesar de todo en esta vida



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