Pluma blanca
- Cristina Torreño
- 17 may 2022
- 1 Min. de lectura
Este lugar está dentro de mí, un día sin darme cuenta lo atrapé con el corazón. He venido tantas veces, que os engañaría si dijese que conozco todos sus rincones, luces y sombras. Nos descubrimos a cada paso, porque él también pasa por mí. He regado con lágrimas más de una flor de las que tardan en crecer. He sonreído al canto de los pájaros que sobrevuelan mi cabeza. A veces he gruñido, pues había perdido una de mis plumas blancas y no lograba escribir. He seguido las ramas de los árboles que se abrazan, extrañaba ser una de esas ardillas que pueden recorrerse la península ibérica saltando de árbol en árbol. Enrarecida volvía a buscar mi pluma perdida, seguía sin encontrarla. Y regresaba, regresaba cual pájaro vuelve a su nido de esperanza. Un día, de repente, encontré un diente de león. Tenía una pureza albina y me aferré a él. Le dije: hazme crecer una nueva pluma bonita que yo me encargaré de hacerla volar al futuro.







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