Puerto sonriente
- Cristina Torreño
- 11 ago 2023
- 1 Min. de lectura
A veces hablar con desconocidos es como poner algo dulce junto a algo muy salado y descubrir matices en un plano general. Me da respeto escuchar una nueva voz y que me diga algo que luego resuene en mi cabeza durante bastante tiempo; me ha pasado hasta en varias ocasiones. Los niños son tema aparte, tengo un imán para ellos. Se me acercan y al rato, me encuentro jugando con ellos en la playa o bailando. La verdad es que no sé qué quieren de mí, pero yo les sigo la corriente. Siempre he pensando que hay personas que van de un lado para otro como si les faltasen mundo, porque en realidad no fluyen en ningún lugar. Llevo años sintiendo que nunca soy suficiente para los demás, pero sí para las carcajadas. Lo he aceptado, quizás sólo así navegue con el mal humor hacia un puerto más sonriente.



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